Demonios vagos 2

por: Diego Muñoz Valenzuela

Aseveró que había escapado de una pintura de Hieronymus Bosch. Le creí de inmediato: tenía toda la pinta; era flaco, esperpéntico, cubierto de escamas, verdoso, nariz afilada y ojos saltones, uñas filosas como sables y lengua bífida. Le pregunté por qué había abandonado el inframundo. “Pero si aquí estamos, cabrón”, replicó estupefacto. Inquirí por la existencia de otros como él y lo conminé a convocarlos. Así inicié el circo de monstruos. Después han ido llegando solos. Bien dicen: “cría fama y échate a dormir”.



leer más...

Botón Creative Commons