Sobre la esquiva naturaleza del microrrelato
por: David RoascerrarAutor: David Roas
Sobre el autor: David Roas (Barcelona, 1965) es profesor de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad Autónoma de Barcelona. Es autor de los libros de cuentos y microrrelatos Los dichos de un necio (1996 y 2010), Horrores cotidianos (2007) y Distorsiones (septiembre de 2010), la novela Celuloide sangriento (1996) y el volumen de crónicas humorísticas Meditaciones de un arponero (2008). Algunas de sus narraciones han sido recogidas en las antologías Ciempiés (2005), Mutantes. Narrativa española de última generación (2007), Perturbaciones. Antología del relato fantástico español actual (2009) y Por favor, sea breve 2. Antología de microrrelatos (2009).Es coordinador de la sección de ficción de La comunidad inconfesable.
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Cuantos más microrrelatos leo y escribo, más seguro estoy de que esta forma narrativa no es otra cosa que un cuento. Pese a lo que digan muchos (supuestos) expertos en el asunto acerca de su autonomía genérica. Porque en ambas formas literarias aparecen las mismas características básicas: tensión narrativa, ficcionalidad, condensación, intensidad, economía de medios. Sólo que el microrrelato las lleva a su máxima expresión, potenciando la indeterminación, la ambigüedad, los vacíos de sentido. Eso determina su naturaleza hiperbreve.
Buscar la esencia de lo que quieres contar, despojarlo de aderezos. Ir al grano. En otras palabras: velocidad e impacto.
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El microrrelato potencia y lleva a la máxima expresión lo que define al cuento o relato, ergo quizá sería bueno quitarle al género (¿o subgénero?) la modestia y llamarlo superrrelato, ¿no? El MICROrrelato como cuento HIPERbreve resulta una contradicción. Y lo demás son cuentos (de vieja [académica, pero vieja]).
Totalmente de acuerdo contigo David. Te diría más aún, que es en la brevedad donde el cuento adquiere la tensión propia de la poesía.