Todo padre es un caballo
por: Fabio Morábito
Mi hijo juega sobre mi lomo,
es un vaquero y lo llevo
en cuatro patas por la alfombra
espoleado por sus ¡arre caballo!,
pero sus pies tocan el piso,
no es el jinete de antes
que a horcajadas limpias se aferraba
a mi cuello, ahora percibe
su peso, deja de arrearme
y se baja. Me acuesto boca arriba,
él se acuesta también
y miramos el techo. Ya no soy
su caballo. No me lo dice,
pero lo piensa. Se bajó
para siempre de mí, su centauro,
a este suelo de todos
que da vuelta a la tierra.
hermoso…