Vejez

por: Catalina González

Para qué lentes si tenemos los ojos cerrados,
si nuestras rodillas se han agrietado por la espera
mientras los niños las raspan corriendo.

Somos huérfanos de nosotros mismos
en ciudades de mañanas con luna
y sirenas constantes.

Como aves de mar en cielos grises,
no sabemos cuántas vidas iniciamos.

Aplazamos los viajes,
ensayamos trajes que no nos quedan,
concebimos hijos de extraños.

Cuidamos bien nuestros refugios,
deseamos que una palabra nos detenga,
revelamos un secreto que nadie escuchó
y ya lo hemos olvidado.



leer más...

Botón Creative Commons