Interiores

por: María Helena Barrera-Agarwal

Dijo Frank Lloyd Wright que “el espacio interior en sí mismo es la realidad del edificio.” Para percibir aquella de su Museo Guggenheim, el visitante puede, a mitad de subida, detenerse y fijar la mirada en un punto cualquiera de la cinta blanca – el pasamano helicoidal – frente a él. Debe dejar entonces que su visión periférica abarque las figuras, las siluetas que ascienden y descienden la espiral. No tardará en encontrarse al centro de una mandala tridimensional, de un universo centrífugo y total. Experimentará entonces la verdad de las palabras de Paul Klee: “el interior es infinito.”



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