Gabriela Liffschitz, Un final feliz

por: Mauro Libertella

unfinalfeliz_smallSi el “testimonio de pase” lacaniano fuera un género de mayor visibilidad, las tensiones entre literatura y psicoanálisis –de los años setenta hacia acá– serían menos complejas, más cristalinas. Un final feliz parece resolver, desde el vértigo de la urgencia, esa imposibilidad de decirlo todo, ese halo de impronunciabilidad con que está rodeado el psicoanálisis. Es un relato raro, mestizo, de una ejecución perfecta. Para este libro terrible y conmovedor no encuentro más que elogios excesivos, definitivos, que mi psicoanalista se encargará de fracturar hasta hacerme ver que no son más que exabruptos de pura retórica, sentencias fantasmales.

Gabriela Liffschitz, Un final feliz, Eterna Cadencia, Buenos Aires, 2009, 136 pp.



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