Editorial: La vida literaria

por: Magdalena Martínez R.

Cierta torpeza y desidia, cierta ausencia de respeto en algunos autores, a veces principiantes, la rapidez de un mail y la generalizada confianza, se entienden no sólo por no leer, realmente, literatura, sino por carecer de la modesta y sencilla sal que enseñan memorias, diarios y correspondencias de grandes escritores. Éstos dudaban en dirigirse a un maestro, a un colega, a una revista, y por la duda sus modales alcanzaban el mismo rango de preocupación por su sintaxis. Frente al mundo procaz de cínicos y noveles, no basta leer las obras, habría que leer la vida literaria que implican.



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