Columnista invitado / Para una tumba sin muerto

por: Fernando Iwasaki

En una misma semana apareció en Madrid un cofre de reliquias cervantinas y en Granada descubrieron que la fosa de Lorca estaba vacía. Puestos a fantasear, a mí me habría hecho ilusión que en el cofre madrileño hubieran aparecido los huesos de Cervantes y que de la fosa de Alfacar hubieran desenterrado cartas, manuscritos, dibujos y primeras ediciones de García Lorca. Qué importa que Federico no hubiera poblado jamás aquella fosa, si todavía vive en las bibliotecas y en los manuales escolares, aunque ciertos políticos necesitan sus escombros para lo mismo que Franco quería el brazo de Santa Teresa.



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