Presa inédita

por: Pedro Ganossa

Trascribo a mano palabras de otro, asimiladas por la caligrafía, acaso propias por elegir esas -no otras- donde la puntuación ajena se imprime con mi pulso, de manera que el manuscrito deviene entrenamiento, apunta a un blanco, arquero que ensaya diariamente la tensión del arco, sin que haya presa, sino un blanco inmóvil, rígido, una y otra vez el mismo, hasta que llega el minuto, ese único minuto, en que no hay más citas, ni autores, ni literatura, sino la propia palabra que la mano dirige hacia una presa inédita que, ahora sí, me ve a los ojos.



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