Asalto quiteño
por: Esteban Mayorga
El alcalde y yo salimos a tomar una cerveza. Nos asaltan. Al él le dan un trompón y hurtan su agenda. A mí uno de los infames criminales me besa con lengua. Grito: “Augusto, ¡la inseguridad!”. “Calma Gioconda” – me dice mientras se limpia la sangre de la cara –“No llegarán lejos”. El alcalde saca su celular y enseguida se oyen sirenas, tiros, malas palabras. El bestia sol quiteño nos calcina la piel. El alcalde y yo vamos a mil, quemados. La policía trae a los criminales. Le doy un chirlazo al mío, después lo beso. El alcalde recupera su agenda.
Muy malo.