Jubileo

por: Álvaro Salvador

Una casa modesta
a la orilla del mar,
una ventana al sol
clemente del ocaso.
Un camino entre árboles,
un bar quizá, pequeño,
un cine de verano.
Un buen libro
–de otro–,
un vino gran reserva
y una buena mujer.

Y a esperar con paciencia
–y con paz–
que aquel sol tan templado y clemente
se despida una tarde sin viento
para no volver más.



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