Columnista invitado / Babel

por: Esther Andradi

Son parte de la diversidad que habita nuestra especie, dueña de un cerebro marcado por diptongos y esdrújulas a lo largo de un par de millones de años. Sonidos tatuados con obstinación en la memoria neuronal posibilitaron la torre polifónica que disgustó a los dioses. Pero en estos tiempos, al igual que flores o bichos, las lenguas han comenzado a extinguirse. Dicen que, por eso, algunos pueblos, incluso individuos, la llevan en su maleta. Y aunque en el camino van adquiriendo otras, ya no se separan de ella: la lengua madre.



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