Hacedores
por: Jorge Eslava
La taza en la esquina
de la mesa, los libros arrumados
por la mano de tu hija,
la puerta entreabierta
a los ruidos de la casa.
Cuántas horas tu cuerpo aquí
recuerda y reposa.
Los pájaros tallados, las tarucas,
el flautín de hueso, esa pareja
afligida, piedra sobre piedra,
sin conocer la primera claridad.
Así éramos sin el alto ruiseñor,
sin la menuda alondra:
duros y sin gloria, inmortales y pálidos.