Ahorcados
por: Carlos López-Aguirre
Más que un derecho, las huelgas se han convertido en un incordio. Veo la lista de gastos y pendientes (alquiler, luz, gas, agua, teléfono, móvil, ahorro, el próximo viaje, los imprevistos, las nuevas necesidades) y me doy cuenta que un día sin trabajar significa dinero imprescindible. Dinero que sale de una nómina que ahora puedo perder cualquier día si mi patrón, dueño de mi tiempo y de mi destino, tan sólo prevé, como un adivino, que tendrá pérdidas en los próximos meses. Es mentira eso de que el futuro es incierto, en estos momentos es oscuro.