Buenas noticias

por: Carlos López-Aguirre

Coartar y coaccionar a quienes relatan la realidad, no es algo novedoso. Era la norma en los regímenes autoritarios y ahora un procedimiento habitual de las autodenominadas democracias modernas, las que anteponen la seguridad a la libertad: en Italia se amordaza; en Venezuela se oculta; en Argentina se restringe; en España se condiciona; WikiLeaks vive acosada y la lista continúa y crece. ¡Paren las prensas! ¡Paren las prensas! ¡El periodismo está vivo! A pesar de tanto empecinamiento por desprestigiarlo, continúa siendo una piedrita en el zapato del poder. Y eso, de alguna manera, hay que celebrarlo.



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