Clic

por: Pelayo Méndez

Cuando en 1965 Nelson definió el hipertexto, como forma pictórica o escrita para cuya representación el papel es insuficiente, faltaban aún tres años para que Engelbart presentara el primer ratón de ordenador. Tres décadas después el hipertexto continúa su proceso de inserción en la tradición literaria. El ratón ha mutado: es táctil, auditivo, cinético, verbal. Un arma de doble filo para la literatura electrónica, porque mientras amplía las posibilidades de interacción textual, aumenta el riesgo del clic vacío de sentido, del exceso de atención al virtuosismo técnico de una obra, de olvidarse de hacer clic en el lector.



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