Editorial: La palabra de un sólo hombre

por: Magdalena Martínez R.

El artículo de Claudio Toscani a la muerte de Saramago, publicado en L’Osservatore Romano, no es incoherente con la práctica de la Iglesia. El espectáculo de una organización como la Católica, inquieta por la palabra de un hombre, es digno de tener en cuenta. Sobre todo porque Saramago no se dirige a la iglesia terrena, sino a los fundamentos de un Dios que no habla, pero del que se consideran dueños de la palabra tantos oficiantes de religiones monoteístas. A ellos, hombres que llevan una palabra, les duelen las palabras de un hombre que sólo hablaba por sí mismo.



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