La fuente

por: Ángel Olgoso

La traté durante meses con agua de mirto, con esencia de nardo, con fragancias de junquillo y guisante de olor. No dio resultado. Viajé entonces por todo el mundo en busca de un remedio eficaz: sándalo de China, almizcle de Tonkín, hovenia de Japón, lirio de Cachemira, hediosmia de Jamaica, espliego de Mitcham, bálsamo de Perú, extracto de tilia de Londres… Tantos viajes, la verdad sea dicha, me decidieron a perseverar en el encanto de desconocidas regiones, a olvidar mi trabajo, mis hijos, mi mujer y, por descontado, su intolerable, su imperecedero problema de sudor.



leer más...

Botón Creative Commons