Volvogrado

por: Javier Bermúdez

Pavelius Nevsky desoyó con cierto desdén orgulloso las bienintencionadas advertencias del camarada Grissinsky y continuó decidido hacia la puerta de salida de las dependencias del partido. Apenas franqueaba el marco, cuando un cubo repleto de mierda se le precipitó encima. «¡Mierda!», confirmó tal vez ya innecesariamente Pavelius Nevsky…



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