Una mujer lee
por: Azucena López Cobo
Miro cómo se pierde la tarde
no sé si en mi ventana o en tu historia.
Voy de mi habitación
a la tuya y ya de vuelta
resumo la distancia que nos une.
El sol luce en tu frente
o acaso lo que brilla es el recuerdo,
tirantes de vestido que resbalan,
una imagen adelante, el hombro abajo.
Un dedo por la hoja y el pasado pasa
sacudiendo carboncillos de tiempo.
En la última página la palabra cae
rendida y los hombros desnudos
coronan la victoria.
Sólo es un relato más.
Bonito poema, de esos que merece la pena releer una u dos veces más para imaginarlos en otros escenarios distintos … pues la historia es probablemente, imperecedera.