Filosofía de la cebolla

por: Julia Otxoa

Aquel filósofo tenía por cabeza una dorada cebolla y sus escritos naufragaban siempre en un llanto irremediable que inundaba hasta el último rincón de la ciudad. Sin embargo, era venerado como mensajero de los dioses, ya que estando la ciudad levantada en una zona de feroces sequías, los libros del filósofo eran gozosa lluvia de llanto recogida en cubos y cisternas que hacían posible la vida en la ciudad, abasteciéndola con bellísimas perlas de tristeza con las que cocer los alimentos, asearse o regar los inmensos sembrados de cebollas que rodeaban la ciudad.



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